Emilio me escribe un email memorable que firma así: "si pudiera coger el deseo propio y de otros estaría siempre abrazándolo - o lo llevaría tatuado". Sus aspiraciones me parecen estremecedoras por lo absolutas, porque dibujan casi un universo.
Mi deseo inmediato es, amigas y amigos, mucho más prosaico y se resume en tres palabras: "reforzar la distribución" de Un hombre de pago. A eso dedicaré la tarde de un día que se ha iniciado con una visita secreta... Y aquí me callo, no vayamos a confundir esta novela terrenal con el Código da Vinci.
Feliz fin de semana.
enero 27, 2006
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