octubre 30, 2006

Síntomas de madurez

El domingo salí. Mi amigo Angelito, a quien el Piesplanos le debe mucho, celebraba sus veinte años de cubano en España. Más que una fiesta, un revival. Bailé a pesar de mi esguince y me reí mucho. Esta mañana estoy agotada. La madurez también consiste en esto: "no volveré a salir en domingo".

Antes, terminé de leer Hotel Tierra, de Sabino Méndez. Me lo regaló Berlin y le prometí una reseña. La empiezo con una frase: "La vida veranea". El libro se refiere a unos años que yo también viví y me los devuelve. Sentirse acompañado en el recuerdo es un gozo y un logro para el autor. Hotel Tierra cuenta además con su propia señora invisible (entrada "Barcelona. Viernes, 6 de junio de 2003"), quien afirma: "Usted escribe, ¿no? Pues no me negará que lo que hacen los escritores en los libros no es más que la pálida sombra de una conversación, una conversación importante." (p. 287).

Berlin ha superado con honores un reto difícil. ¿Cómo escoger un libro para una persona determinada? Tú me dirás qué trucos empleaste para acertar - más allá de mi devoción pública por Cadillac solitario, canción de la que Méndez es letrista.

A una semana del lanzamiento de la nueva edición de Un hombre de pago, me preparo para la primera entrevista. Será este jueves por la tarde, en el programa Channel Nº 4, con Boris Izaguirre y Ana G. Siñeriz. Para matar los nervios nada mejor que releer a Zadie Smith: "Nadie necesita nada que uno vaya a escribir. La gente necesita queso, coches o vestidos de noche". Dimensionarse es también un síntoma de madurez.

1 comentario:

. dijo...

Vaya, me perdí la entrevista.

¿El acierto? Casualidad y tino. Yo me había quedado prendado del libro literaria y generacionalmente. Así que lo recomendaba y buscaba regalos para mi bonito concurso. Lo tuyo era fácil, Barcelona, literatura... ni había reparado en lo del cadillac solitario: yo siempre fui de Quiero ser una rocanrol star"