Los editores de Un hombre de pago me acaban de comentar las actividades de promoción previstas, con motivo del lanzamiento el próximo 6 de noviembre.
Me debato entre el descanso de saber que ¡por fin! Un hombre estará en las librerías (me lo preguntó Arare el viernes y cada vez que me lo preguntan me siento peor) y los nervios de tener que conversar con los periodistas sobre el libro.
Me gusta conversar: es una de las actividades más gratificantes que se me ocurren. Una conversación interesante es un regalo, y más en los tiempos de "atención fragmentada" que corren. Sin embargo, hablar con los medios impone. Las preguntas avanzan, se retraen, giran sobre sí mismas y las respuestas -las mías al menos- hacen lo que pueden por seguir el hilo.
Para superar el pánico escénico se me ocurren estrategias tan domésticas como: ir a la peluquería; pensar en la fiesta de cumpleaños prevista justo después de la semana de promoción; comprarme (más) libros, encontrar uno que me llene, metermelo en el bolso y tocar la portada a escondidas mientras me esfuerzo por explicar lo que ya he escrito. Lo más: sacar la libreta y anotar nuevos retales para la segunda novela.
Respiremos hondo: ha empezado la cuenta atrás.
octubre 24, 2006
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4 comentarios:
¿qué tal te fue con Sabino?
(a lo mejor no pudiste con él...)
Berlin, Sabino me gusta mucho. Tanto que estoy a 20 páginas del final -con hijo nacido, etc.- y no las leo para que dure más... Cuando lo termine prometo reseña público/privada.
El nacimiento del hijo me pareció un fragmento sublime, impresionante.
Ánimo, Neus, eso no es nada, los periodistas no somos tan duros de pelar! Estoy segura que lo vas a hacer muy bien y lo más importante: esto también pasará. Estoy muy contenta de que el germen de tu segunda novela ya esté ahí. Así son los artistas, promocionando y ya pensando en proyectos nuevos.
Muchos besos
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