Entramos en fase ram.
La calma chicha lo envuelve todo, a la espera de ciertos acontecimientos que no terminan de desencadenarse. No hay nada peor que la impotencia de saber que uno no puede actuar. La indecisión me angustia y la propia, más aún.
En este caso y por serenidad mental, quiero pensar que estamos ante la calma que precede a la tempestad. Espero con ansia que los rayos y truenos se abatan sobre esta autora y su obra y se desencadene mi particular diluvio universal.
Mientras, casi escucho zumbar las moscas en una mañana bochornosa y sin pizca de viento.
Feliz fin de semana.
abril 11, 2008
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