La alegría por tener Un hombre de pago en las manos se va desvaneciendo en proporción al tiempo transcurrido en espera de resolver el tema de la distribución.
Estoy contenta y más porque los dos lectores "profesionales" que ya han leído la novela me han hecho llegar valoraciones positivas y reconfortantes. Por eso aumentan las ganas de que el libro llegue finalmente a las librerías y caiga en manos de personas a las que no conozco y que, al comprarlo, querrán entrar en la conversación propuesta.
Que eso suceda, que el proceso que inicié en mayo de 2003 llegué a su final feliz, no depende ya de mí. Y las situaciones cuya resolución no depende de uno son las que más desasosiego crean. No queda otra que esperar y ofrecer, a lectores impacientes como yo, la posibilidad de adquirir su copia contrareembolso escribiendome aquí. La remesa disponible es minúscula y, por tanto, la oferta es limitada, pero menos da una piedra.
diciembre 18, 2005
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