Me doy cuenta de que los primeros lectores de Un hombre de pago están siendo hombres. A priori no lo hubiera imaginado, y menos aún que me llamarían enseguida, como Javier o ahora Richard, para decirme que la novela les ha enganchado. Esto se parece bastante a ser feliz.
Ayer le entregué su merecido ejemplar a Richard, que es uno de los expertos más expertos en crítica de rock del país y editor de la revista Rockzone. Digo merecido porque durante la gestación de UHDP le freí a preguntas sobre las bandas de rock noruego.
¿Qué tienen que ver las bandas de rock con el gigoló? La respuesta está en Danny, ex novio de Marta. Crítico noctámbulo y encantador. El último macho sobre la faz de Barcelona.
Mi editora continua lidiando con la distribución.
diciembre 13, 2005
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