En mayo terminé mi primera novela, Un hombre de pago (conocida también como UHDP). Dos señoras y un gigoló. Las mujeres, las amigas, los amantes de las amigas y la vida en general.
El proceso creativo ha sido laborioso. A los 1095 días de conocerle dejé a Iván, el gigoló, en la última barra con la última clienta potencial y me emborraché de alivio. No era consciente entonces de que iniciaba otro proceso, igual de laborioso: la publicación.
De este proceso y de su esperado final feliz hablo en este diario digital.
octubre 10, 2005
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