noviembre 06, 2007

Desayuno con diamantes

Como cada día, esta mañana he bajado a la granja de la esquina a desayunar. Estaba a rebosar y le he preguntado a Felip, otro asiduo, si podíamos compartir mesa. En todos los años que llevo desayunando en la granja y por una serie de coincidencias, había llegado a la conclusión de que Felip era electricista y le he preguntado por el negocio.

Gran metedura de pata. Felip no es electricista. Felip es encuadernador de libros. De los buenos.

Después de una lección condensada de bibliofilia y restauración me ha preguntado, tal cual, si me gustaría echar un vistazo a una primera edición de las Fábulas de La Fontaine en la que estaba trabajando.

No reniego del teclado. Me paso el día tecleando, escribo mis novelas y mis ensayos con ayuda del ordenador y a veces creo que soy más digital que analógica. Pero la impresión epidérmica de ver esos grabados exquisitos, la textura del papel, la tipografía...

Todavía me estoy recuperando.

1 comentario:

Alfred Goula dijo...

Tu ojo clínico..