He tenido la oportunidad, colgada del brazo de Un hombre de pago, de vivir Sant Jordi desde el lado del autor. Lo resumo (muy resumido) aquí.
Al ser festivo el 23 de abril, las librerías anticiparon la celebración. El sábado 22, al mediodía, una servidora se dirigió con los nervios a flor de piel al Corte Inglés de Francesc Macià. La mesa de firmas estaba en el centro de la planta baja, junto a la sección de libros y a la perfumería. Allí coincidí con la autora de un libro sobre la adopción, un escritor de thrillers, un experto en relajación y un cocinero mediático muy amable con quien no tuve tiempo suficiente de tratar mi manifiesta incapacidad culinaria.
La sensación de estar tras una mesa, mirando a los clientes quienes a su vez te miran a ti es peculiar pero la conversación con el resto de mirados la hizo llevadera. Por encima de todo, la presencia de los lectores, con especial mención para quienes ya me conocían por este blog y vinieron a saludar personalmente. A la una en punto se levantó la sesión.
La segunda cita fue en Cornellà. La mesa de firmas estaba junto a un escenario central en el que tenía lugar una actuación infantil. La librería era inmensa: miles de libros de todas condiciones proporcionaban una cura de humildad. Tuve la suerte de coincidir con Sylvia de Béjar y con Fernando Trías de Bes, sentados los tres junto a un autor mediático que se llevo el agua al molino. A las ocho terminamos.
Empecé el domingo en el desayuno de escritoras convocado por dos colegas en la mítica pastelería Escribà. Las presentes nos marcamos unas risas con croissant antes de salir al ruedo. Sant Jordi estaba en su apogeo, con las calles llenas. Me costó llegar hasta mi mesa en el Portal de l’Angel.
Aconsejada por otro escritor presente, en vez de agua y como Rosa en el Majestic, nos pedimos un gin-tonic. Flanqueada por la copa a la izquierda y el flamante Santiago Roncagliolo a la derecha, experimenté a lo grande el significado de la expresión “calor humano”. Entre firma y firma, Santiago y yo hablamos de blogs (el suyo es éste).
A las seis de la tarde mi primer Sant Jordi llegó a su fin. El Corte Inglés nos regaló una radio estupenda y nos fuimos, todos, con la música a otra parte.
abril 25, 2006
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1 comentario:
vaya hombre... me entero demasiado tarde, si lo llego a saber antes me paso a saludarte y a compartir ese gin tonic...
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