De regreso a Barcelona me toca lidiar con los "daños colaterales digitales" del apagón. Ponerse al día no ha sido tarea fácil. Ahora sólo queda cruzar los dedos y esperar que la luz no se vaya otra vez.
En esta semana de ausencia, un amigo de la infancia ha publicado su particular reseña de Un hombre de pago. El amigo en cuestión se dedica al negocio de los bolsos. En la novela, los bolsos -Mandarina duck, en concreto- son parte integrante de Bel: vive agarrada a ellos como Linus a su manta.
Le agradezco a mi amigo su reflexión y recomiendo encarecidamente la lectura de los comentarios a que da lugar, no ya la novela, sino el último modelo de D&G Uomo: me ha fascinado leer a los hombres hablando de bolsos. Tiene su qué.
julio 30, 2007
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3 comentarios:
N. como diría una amiga de la infancia: Gracias por referenciar.
Dicho esto, y en tu blog, cuya coherencia es casi infinita, debo admitir que lo pasé bien leyendo tu libro.. Y esto cuenta!
No perfilará mi carácter, quizás no. Pero que cojones! Mi carácter ya está suficientemente perfilado... Seguramente demasiado. Y lo pasé bien leyendo UHdP.
Mis conocimientos de literatura –como todo el resto, pero especialmente– son tangenciales. Fui librero esporádico. Pocos libreros (aunque esporádicos) entienden de literatura (como pocos bolseros de Moda, naturalmente). Tampoco tengo claro lo que es la literatura, así que, dejémoslo estar...
Pero no se porqué te refieres a mi mención como una 'particular reseña'.
En fin, ya somos 'adultos' y dentro de nada estaremos tomando gintónics en Fontromà...
En muchos sentidos te echo de menos.
Amén.
Btw, ¿has visto que troll más enrollao le ha salido a Nadaimporta en su último post?
tskno: todo pasa y todo queda. De momento, queda un gin tonic.
Heráclito dixit
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