Ayer conseguí publicar en esta nuestra casa un post que tenía en la nevera desde hacía dos semanas. No es que de repente crea que los posts congelados tienen mayor valor nutritivo. A contrario: el post, cuanto más fresco, mejor. Lo que ha sucedido es que me he encontrado inmersa en una especie de proceso kafkiano por el cual subir el post por FTP era, sencillamente, imposible.
Al final, con el concurso de proveedores, amigos y agotando mi ya de por sí escasa paciencia, parece que todo vuelve a la normalidad. Pero me ha quedado claro que entre este piso, que corre sobre Blogger, y el piso nuevo, en WordPress, no hay color.
Así que, antes de que la tecnología nos desahucie, les invito a irse pasando a nuestro nuevo hogar digital, que está arregladito y esperándoles.
noviembre 20, 2008
noviembre 10, 2008
Dice Richard que "estamosdecierre"
Cuando se me ocurrió que Danny, uno de los personajes de Un hombre de pago, fuera un crítico de rock no sabía el berenjenal en el que me metía. Soy obsesiva en la documentación y, para ser francos, mis conocimientos de rock empezaban y acababan en Bon Jovi.
Me tocó entonces pedir auxilio a Richard Royuela, amigo, periodista y crítico de rock con pasado musical incluído. Nos conocemos desde hace años y áun hoy me sorprendo porque, aunque a priori parece que no tengamos nada en común, después siempre encontramos tema. Y con la novela, más. Le freí a preguntas y me trató con más entusiasmo que condescendencia. Visto lo cual y dado que Danny repite en Una mujer como tú, la próxima novela, volví a la carga con más preguntas (tipo: "Y cuando llegas a Londres, ¿la discográfica manda a alguien al aeropuerto? ¿Quién te presenta al artista? ¿Cuantas noches de hotel pagan?"). Y Richard, encantador, respondiendo con paciencia numantina.
Bueno. Pues Richard y sus compañeros de la revista Rockzone se han liado la manta a la cabeza y han creado una serie de videoTv, una especie de "reality" que muestra lo que sucede en la redacción de una revista musical en crisis financiera. La serie - Estamosdecierre - emite un capítulo cada lunes. Me muero con estos chicos: además de la trama un tanto surreal, cada capítulo incluye un cameo de algun artista o grupo (hasta ahora hemos visto a Ken Stringfellow de The Posies o a los Day of Rising). Muy recomendables las peripecias de los redactores para conseguir el teléfono de Marilyn Manson (NB: Richard, no te preocupes, que a éste sí le conozco :-).
Me tocó entonces pedir auxilio a Richard Royuela, amigo, periodista y crítico de rock con pasado musical incluído. Nos conocemos desde hace años y áun hoy me sorprendo porque, aunque a priori parece que no tengamos nada en común, después siempre encontramos tema. Y con la novela, más. Le freí a preguntas y me trató con más entusiasmo que condescendencia. Visto lo cual y dado que Danny repite en Una mujer como tú, la próxima novela, volví a la carga con más preguntas (tipo: "Y cuando llegas a Londres, ¿la discográfica manda a alguien al aeropuerto? ¿Quién te presenta al artista? ¿Cuantas noches de hotel pagan?"). Y Richard, encantador, respondiendo con paciencia numantina.
Bueno. Pues Richard y sus compañeros de la revista Rockzone se han liado la manta a la cabeza y han creado una serie de videoTv, una especie de "reality" que muestra lo que sucede en la redacción de una revista musical en crisis financiera. La serie - Estamosdecierre - emite un capítulo cada lunes. Me muero con estos chicos: además de la trama un tanto surreal, cada capítulo incluye un cameo de algun artista o grupo (hasta ahora hemos visto a Ken Stringfellow de The Posies o a los Day of Rising). Muy recomendables las peripecias de los redactores para conseguir el teléfono de Marilyn Manson (NB: Richard, no te preocupes, que a éste sí le conozco :-).
noviembre 04, 2008
El precio real de un gigoló
Los diarios europeos en masse se hacen eco de la tragedia vivida por la empresaria alemana Susanne Klatten, a quien su amante, un gigoló suizo, extorsionaba junto a un oscuro cómplice.
Lo de tragedia es mío. Porque me lo parece. Sussanne Klatten no sólo es multimillonaria (posee el 12,5% de las acciones de BMW). Para empezar, es guapa. Además, me da que es concienzuda (entró en la empresa familiar como becaria). Y además, discreta como sólo puede serlo alguien que, a los dieciseis años, escapa por los pelos de un secuestro. Una vivencia así te debe dejar secuelas: seguro que desde entonces para la protagonista de este folletín en negro la confianza debe haber sido el valor más preciado.
Y su amante de pago la ha traicionado. El gigoló acusado afirma ahora que no le motivaba el dinero (fácil de decir cuando ya le había sacado la friolera de 7,5 millones de euros) sino el ansia de venganza. El abuelo de la víctima y fundador de la empresa familiar fue un colaboracionista nazi y el padre del gigoló, un judío polaco obligado a trabajar en ella en condiciones de esclavitud.
Klatten ha tenido la valentía de denunciar la extorsión. Quiero pensar que es valentía y no desesperación. En cualquier caso, el precio que paga es altísimo, con su intimidad expuesta. La heredera discreta aparece como una mujer insatisfecha, crédula hasta el enamoramiento, como una pobre niña rica. El sentimiento de traición y la letra escarlata que llevará aunque no quiera son el precio real que ha pagado por su amante.
Lo de tragedia es mío. Porque me lo parece. Sussanne Klatten no sólo es multimillonaria (posee el 12,5% de las acciones de BMW). Para empezar, es guapa. Además, me da que es concienzuda (entró en la empresa familiar como becaria). Y además, discreta como sólo puede serlo alguien que, a los dieciseis años, escapa por los pelos de un secuestro. Una vivencia así te debe dejar secuelas: seguro que desde entonces para la protagonista de este folletín en negro la confianza debe haber sido el valor más preciado.
Y su amante de pago la ha traicionado. El gigoló acusado afirma ahora que no le motivaba el dinero (fácil de decir cuando ya le había sacado la friolera de 7,5 millones de euros) sino el ansia de venganza. El abuelo de la víctima y fundador de la empresa familiar fue un colaboracionista nazi y el padre del gigoló, un judío polaco obligado a trabajar en ella en condiciones de esclavitud.
Klatten ha tenido la valentía de denunciar la extorsión. Quiero pensar que es valentía y no desesperación. En cualquier caso, el precio que paga es altísimo, con su intimidad expuesta. La heredera discreta aparece como una mujer insatisfecha, crédula hasta el enamoramiento, como una pobre niña rica. El sentimiento de traición y la letra escarlata que llevará aunque no quiera son el precio real que ha pagado por su amante.
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